Leo los escritos sobre arte de Freud, leo a Conan Doyle, vuelvo al Menocchio de Ginzburg, pero pienso, mientras estudio a los maestros y teóricos del método indiciario, en Chesterton, en el único escritor de policiales que se atrevió a jugar en el campo de la lógica pura con la volatilidad de lo irracional.
Surgieron de ese juego los cuentos que tienen como protagonista al padre Brown, los que están contenidos en “El candor del Padre Brown”, “La sagacidad del Padre Brown”, “La incredulidad del Padre Brown”, “El secreto del Padre Brown” y “El escándalo del padre Brown”.
Este personaje resuelve los casos que se le presentan, en parte, con algo muy parecido a lo que hoy conocemos con la presuntuosa denominación de “inteligencia emocional”. O sea: sus certeras y lógicas conclusiones son producto de sus experiencias de vida tanto como de su claridad intelectual. Además, la genialidad de Chesterton logra hacer creíble que un sacerdote trate a lo sobrenatural con la razón; casi con el desprecio de un ateo, diría.
Para finalizar, les dejo una sentencia del relato “Cruz azul”, que contiene la clave de toda la saga. Dice esto: “En suma, la vida posee cierto elemento de coincidencia fantástica que la gente acostumbrada a tener en cuenta sólo lo prosaico nunca percibe. Como lo expresa muy bien la paradoja de Poe, la prudencia debería contar siempre con lo imprevisto”.
Antología de editorial Longseller
imagen. www.longseller.com.ar
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